jueves, 23 de agosto de 2012

PREDICAR CON EL EJEMPLO



En este video se denuncia en modo aleccionador la falta de coherencia en la que viven (y vivimos) muchas personas. Apenas terminé de verlo busqué en el diccionario la definición de coherencia y encontré esto: “Relación lógica entre la forma de pensar de una persona y su forma de actuar”; y me pareció muy acertada. De hecho el video muestra justamente la contradicción de esto, es decir, una notoria falta de relación (que en teoría debería darse como consecuencia lógica) entre lo que uno predica (o lo que piensa) y lo que después practica (o actúa). Es increíble escuchar en ese sentido las afirmaciones que utilizan los fumadores para disuadir a los chicos de fumar, mientras al mismo tiempo sostienen el cigarrillo en la mano (qué contradicción!).
De estos testimonios podemos sacar provecho para cuestionarnos y cuestionar a otros sobre la coherencia con la que vivimos en este tipo de aspectos ¿Somos también de aquellos que se preocupan de que los demás vivan de una cierta manera (tal vez nuestros hijos), pero en el fondo no nos preocupamos de vivirla primero nosotros?, así como podemos también ir más allá del video para plantearnos la pregunta en relación a nuestra  vida cristiana ¿Cuántas veces actúo en forma contradictoria con lo que creo y rezo? ¿Lucho por dar testimonio coherente a los demás, por vivir una vida cristiana coherente?
Es fundamental cuestionarnos sobre esto, porque  como decía un profesor mío en la universidad, hoy ante la crisis de valores, y también ante la crisis de fe en el mundo, no bastan los grandes discursos o las buenas razones para generar un cambio, lo que convence de verdad es el ejemplo. Sí, lo que  mueve a la gente (duraderamente) no son los grandes oradores, sino los grandes testimonios de vida, los modelos, las personas que encarnan y viven el ideal que predican. No por nada Dios no solo predicó el Amor infinito que nos tenía, sino que nos lo manifestó haciéndolo carne, enviándonos a su propio Hijo, que también cumplió coherentemente no solo con palabras, sino con un testimonio auténtico hasta la muerte y muerte de cruz.
Daniel P.
catholic link

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