Para esas ocasiones en el que este mundo nos desborda y alzamos la mirada hacia arriba podemos usar un arma poderosísima como son las jaculatorias. Proviene del latín iaculatorius, relativo al lanzamiento. La asociación de “lanzamiento” es porque al rezarlas miraban al cielo y hacían el gesto con las manos como lanzando algo invisible hacia arriba.
Estos utilizaban la raíz de lo que hoy es nuestra palabra “jaculatoria” para denominar el dardo, la flecha o cualquier otro objeto que tuviera como finalidad el ser lanzado con fuerza a la distancia.
Su actual significado guarda una estrecha relación con el sentido originario porque hoy utilizamos esa voz para referirnos a las cortas exclamaciones o plegarias que el amor y la confianza del cristiano le envía, como pequeñas flechas o saetas, al Señor, a la Santísima Virgen o a los Santos. “La jaculatoria, como la flecha o el dardo, es rápida. Como la flecha y el dardo pretende entrar en lo más profundo de Aquel a quien la dirigimos”.
Os dejo algunas jaculatoria:
- Para los que aman a Dios todo es para bien
- Porque tú eres, oh Dios, mi fortaleza
- De mis enemigos líbrame Señor
- Hágase tu voluntad
- Tuyo soy para tí nací que quieres Señor de mí
También las hay para la Virgen:
- Gloriosa reina del Carmen, ruega por nosotros.
- Inmaculada reina de la paz, ruega por nosotros.
- Madre de amor, de dolor y misericordia, ruega por nosotros.
- Madre de misericordia, ruega por nosotros.
- Madre del Perpetuo Socorro, rogad por nosotros.
¿Cuál usas tú?
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