martes, 26 de julio de 2016

NUESTROS JOVENES PARTIERON HACIA CRACOVIA PARA LA JMJ 2016

El grupo-joven de nuestra parroquia ha iniciado esta mañana su peregrinación a la Jornada Mundial de la Juventud 2016 a celebrar en Cracovia (Polonia) donde participan junto a ellos más de 30.000 jóvenes españoles y 51 obispos.

La jornada comenzó a las 08:00 de la mañana en La Cartuja, lugar de encuentro con el resto de jóvenes de las distintas parroquias y movimientos de nuestra diócesis de Asidonia-Jerez. Desde allí y tras celebrar una Eucaristía de envío junto con las Hermanas de Belén, partieron hacia Málaga donde en torno a las 17:30 tomaban el vuelo que les conducirían hasta la ciudad de Dresde en Alemania desde donde iniciarán un recorrido en autobús de unas seis horas hasta Cracovia (Polonia).



Para muchos jóvenes las Jornadas Mundiales de la Juventud suponen una experiencia inolvidable. Conocen a jóvenes cristianos de todo el mundo, celebran juntos una gran fiesta y de este modo viven su fe de una manera nueva. Participan en numerosas catequesis donde se forman en númerosos temas. Junto a todo esto es un gran momento donde surgen vocaciones, tan necesarias hoy en día. El Papa tiene grandes esperanzas puestas en los jóvenes y les infunde ánimo y valentía para su vida diaria. La experiencia de la fe común más allá de países, idiomas y culturas, les fortalece en su camino personal, en el cual algunos tienen la sensación de vivir aislados. Muchos experimentan una orientación nueva y nueva energía para seguir su propio camino de fe.




Para más información http://www.krakow2016.com/es/

sábado, 16 de julio de 2016

La misa es larga y aburrida

La Misa es larga, dices, y añado yo: porque tu amor es corto“. San Josemaría Escrivá de Balaguer.
¿Cuántas veces habremos oído la típica queja de que la Misa es aburrida, de que se hace larga? ¿Cuántas veces los mismos sacerdotes se han empeñado en deformar la liturgia para intentar que la Misa sea más entretenida? Sin duda, sin malicia, claro está, pero a veces dejando casi irreconocible el Santo Sacrificio del altar.
Sin embargo, hay que partir de un punto vital: el núcleo de la Misa, a quien va dirigida, es Dios. No es el sacerdote ni es el feligrés. No vamos a Misa para pasar el rato, ni para divertirnos, ni deberíamos ir tan sólo a cumplir un precepto. Deberíamos ir a Misa por amor. Amor a Cristo, que renueva su sacrificio en la cruz delante de nosotros.
Seguro que a algún sujeto presente en el Gólgota también le pareció aburrida la crucifixión de Cristo. A algún centurión, cansado de ver siempre lo mismo, que no sabía lo que tenía delante y pensaba que era tan sólo una muerte más.
También había quienes iban buscando un entretenimiento. Las ejecuciones siempre han atraído mucho público, no es algo de ahora.
Pero también estaban santa María y san Juan. En una actitud completamente distinta. Dudo que les pareciera un aburrimiento ni un momento para pasar el rato. No veo a Juan diciendo: “Señor, date prisa, que me aburro”. Sin embargo, esto mismo lo vemos a diario en Misa en cuanto se alarga mínimamente.
Quizá la pregunta que debemos hacernos es con cuál de esas actitudes vamos a Misa. Si no es la tercera, la de un encuentro con el Señor que nos sobrepasa por completo, sabedores del inmenso sacrificio que vamos a contemplar, de que vamos a vivir una experiencia misteriosa y sagrada en comunión con toda la Iglesia, incluyendo la triunfante y la purgante, es que algo falla. Y no en la Misa, sino en nosotros.
De la misma manera para el sacerdote: si tu actitud no es de pequeñez ante la inmensidad y la belleza de la liturgia, de humildad y pobreza ante la consagración, en la que el mismo Dios se pone en tus manos, de servicio a Dios y a la Iglesia antes que a tus gustos y preferencias, algo falla. En ti.

XVI Domingo del tiempo ordinario

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:

Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.


Palabra del Señor.

¡Salve Estrella de los Mares! - Armada Española



Salve
estrella de los mares
de los mares iris
de eterna ventura

Salve
o fénix de hermosura
madre del divino amor

De tu pueblo
a los pesares
tu clemencia de consuelo

Fervoroso llegue al cielo
hasta a ti hasta ti
nuetro clamor

Salve
salve 
estrella de los mares
salve estrella de los mares
si, fervoroso llegue al cielo
hasta ti hasta ti
nuestro clamor.

Salve salve
estrella de los mares
estrella de los mares
salve;
salve,
salve salve

Festividad de la Virgen del Carmen


 Historia
Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada.  Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06:
“El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
La estrella del Mar y los Carmelitas
Ver: María, Estrella del Mar
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.  Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la devoción a la Virgen del Carmen se difunden por el mundo
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: “Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo”. En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.



Para mas información  www.corazones.org